martes, 26 de abril de 2011

Horizonte roto

Y ahora ¿qué? ¿Qué queda?
Que difícil es crear un horizonte...Que fácil es destruirlo.
Éramos como el cielo y la tierra. Totalmente opuestos, diferentes...pero a la vez nos complementábamos, llenándonos.

Tu y yo hacíamos uno, hacíamos uno entre los dos.

Y...¿Qué es lo que queda? Recuerdos que ahora se ven tan lejanos, tan ajenos...
Me quedo con el recuerdo de tus labios rozando los míos, suaves, ardientes, ansiosos.
Me quedo con el recuerdo de tus abrazos protectores y cálidos.
Me quedo con el recuerdo de tus palabras dulces, con los "te quiero", los "te amo" y los "no me dejes".
Me quedo con el recuerdo de tus caricias, esas que hacían que me estremeciese, esas que conseguían que saltasen chispas.
Me quedo con el recuerdo de tus sonrisas, de tus enfados infantiles, de tus bromas, de tus gestos, de tu risa nerviosa, de las miles de cosquillas que tenías.

Solo quedan las ganas de llorar al ver que nuestro amor se aleja.
Frente a frente bajamos la mirada pues ya no queda nada de que hablar.
Nada


Supongo que nuestro horizonte no duraría siempre...en algún momento el cielo tenía que volver a su mundo azul y estrellado; y la tierra tenía que volver al suyo, su mundo fuerte y lleno de vida.

Éramos cielo y tierra queríamos llegar al sol.
Ya no podrá ser, los sueños se han acabado y hemos tenido que despertar demasiado pronto.




[Sé que hice lo correcto ¿Por qué me duele tanto?]





jueves, 14 de abril de 2011

Invisible

Abro los ojos y hay un muro ante mi.
Al otro lado, tú. Golpeo con fuerza las crueles paredes.


¿Hola? ¿Estás ahí? ¿Puedes oírme?

No te giras. No me miras. No me oyes.


Grito. Grito de impotencia, de dolor, de miedo.

Te mueves, caminas, corres, ríes, pero no me ves.

Vuelvo a atacar a las paredes. Noto como la sangre resbala por mis nudillos. Cálida...dolorosamente cálida.

Te llamo. Pronuncio tu nombre, pero mi voz no se alza sobre el silencio, permanece lejos de ti, ajena.


¿Hola? ¿Estás ahí? ¿Eres tú?

Por favor, mírame, acércate, sálvame, sácame de aquí.


¿Por qué? ¿Por qué soy invisible para ti? ¿Por qué no me ves?

Vuelvo a gritar tu nombre. Golpeo las paredes, intento romper ese muro que hay ante nosotros. Nada, no cede, no quiere caer.

Las lágrimas descienden desde mis ojos, se deslizan en mis mejillas y se precipitan al vacío.

Pequeños sollozos nacen de mi garganta.


Y entonces, me miras; pero te mantienes lejos, ajeno, mirándome desde la distancia. Después de un tiempo te acercas y tocas con tu mano el muro, justo donde tengo yo posada la mía, sonríes.
Una débil esperanza nace dentro de mí. Por fin, por fin me miras, por fin te das cuenta de que te necesito. Por fin me sacarás de aquí y me abrazarás...
Estás cerca de mi, no puedo tocarte pero estás ahí, conmigo. Intento romper el muro con otro golpe, quiero romperlo de una vez, quiero lanzarme a tus brazos, quiero llorar en tu hombro, quiero gritarte por dejarme ahí dentro tanto tiempo, quiero que me consueles... y entonces, otra vez te alejas de mí.

¿Hola? ¿Eres tú? ¿Por qué me abandonas?
Y te alejas tanto que desapareces.
Y la oscuridad vuelve a caer sobre mí...

Veo una pequeña luz, está cerca. Es una luz cálida, ¿tal vez sea mi salvación? Pero...¿Y si es mi perdición?
¿Me aferro o la dejo ir?