Algunas veces nos encontramos inmóviles, mirando al infinito, sin hacer nada, totalmente paralizados...y no nos damos cuenta de lo que pasa a nuestro al rededor. Se podría decir que estamos en una gran oscuridad y de repente vemos una luz. Cada uno tiene una luz...la mía es especial.
Es fría, pero cálida a la vez. Cercana y distante. Unas veces te hace reir y otras llorar. Es...confusa e intermitente.
"Quédate quieta, no te muevas, quédate aquí conmigo..." le suplico cuando siento que la oscuridad me rodea.
"Pero ¿Qué digo? ¡Vete! No te quiero, fuera de aquí ¡ Déjame en paz, sal de mi cabeza!" le grito acto seguido...Y sin embargo cuando se va, cuando noto que puedo perderla, me doy cuenta de que me engaño a mi misma, que no quiero que me deje y corro desesperada hacia ella y, cuando la alcanzo, vuelvo a suplicar que se quede conmigo.
¿Tal vez uno de los motivos de tu confusión sea mi confusión?
Y sé que muchas veces has deseado dejarme y sin embargo no lo has hecho
Pequeña luz, no me dejes.
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