jueves, 14 de abril de 2011

Invisible

Abro los ojos y hay un muro ante mi.
Al otro lado, tú. Golpeo con fuerza las crueles paredes.


¿Hola? ¿Estás ahí? ¿Puedes oírme?

No te giras. No me miras. No me oyes.


Grito. Grito de impotencia, de dolor, de miedo.

Te mueves, caminas, corres, ríes, pero no me ves.

Vuelvo a atacar a las paredes. Noto como la sangre resbala por mis nudillos. Cálida...dolorosamente cálida.

Te llamo. Pronuncio tu nombre, pero mi voz no se alza sobre el silencio, permanece lejos de ti, ajena.


¿Hola? ¿Estás ahí? ¿Eres tú?

Por favor, mírame, acércate, sálvame, sácame de aquí.


¿Por qué? ¿Por qué soy invisible para ti? ¿Por qué no me ves?

Vuelvo a gritar tu nombre. Golpeo las paredes, intento romper ese muro que hay ante nosotros. Nada, no cede, no quiere caer.

Las lágrimas descienden desde mis ojos, se deslizan en mis mejillas y se precipitan al vacío.

Pequeños sollozos nacen de mi garganta.


Y entonces, me miras; pero te mantienes lejos, ajeno, mirándome desde la distancia. Después de un tiempo te acercas y tocas con tu mano el muro, justo donde tengo yo posada la mía, sonríes.
Una débil esperanza nace dentro de mí. Por fin, por fin me miras, por fin te das cuenta de que te necesito. Por fin me sacarás de aquí y me abrazarás...
Estás cerca de mi, no puedo tocarte pero estás ahí, conmigo. Intento romper el muro con otro golpe, quiero romperlo de una vez, quiero lanzarme a tus brazos, quiero llorar en tu hombro, quiero gritarte por dejarme ahí dentro tanto tiempo, quiero que me consueles... y entonces, otra vez te alejas de mí.

¿Hola? ¿Eres tú? ¿Por qué me abandonas?
Y te alejas tanto que desapareces.
Y la oscuridad vuelve a caer sobre mí...

Veo una pequeña luz, está cerca. Es una luz cálida, ¿tal vez sea mi salvación? Pero...¿Y si es mi perdición?
¿Me aferro o la dejo ir?


3 comentarios:

  1. Si esa "luz" es tu perdición o tu salvación sólo lo sabes tú...

    Eres tú la que debe elegir.

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  2. No, ni yo se a donde puede llevarme esa luz...

    Debo elegir, lo sé, pero quiero elegir bien...

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  3. Si te aferras a la luz vas a pasar unos días tristes, te lo aseguro...

    Pero lo que vendrá después será felicidad...

    ¿Qué pasará si no te aferras a ella?
    Eso lo debes decidir tú porque pueden pasar dos cosas...

    Que te arrepientas y la luz ya se halla ido para siempre...

    O que él vuelva a posar la mano en el muro...

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