jueves, 6 de octubre de 2011

Little girl.

Es de noche. Solo se puede oír a los grillos cantar. Solo se siente el viento frío que entra por la ventana y sopla a la niña, que se tapa más aún con su manta.
¿Qué le pasa? Su pequeñita nariz está enrojecida.
¿Que le sucede? Sus ojillos están rojos e hinchados.
¿Qué ocurre? Lágrimas gruesas ruedan por sus mejillas y caen en su colchón.
¿Por qué lloras, niñita? ¿Quién te hizo ésto? ¿Hay monstruos en el armario o debajo de la cama? ¿La malvada bruja está al acecho? No. Simplemente, es tristeza.
Su cuerpo está hecho un ovillo, las sábanas le cubren la cabeza, se abraza a si misma, ya que no hay nadie que pueda hacerlo.
Las lágrimas siguen cayendo, sus ojos son dos cascadas saladas...sin fin. De pronto un sollozo ¡No, pequeña! ¡No hagas ruido! Nadie debe ver tus lágrimas.

"¡Vamos! ¡Deja de llorar de una vez! ¡No hay monstruos, estás a salvo!
Solloza más fuerte, no puede evitarlo.
"¡Vamos! ¡Sal de ahí! Madura de una vez, niña tonta"
Se encoje y tiembla.

Solo necesitas un abrazo, un "todo irá bien, estoy contigo", que te consuelen.
Pobre niña de llanto mudo. Quieres gritar y no puedes. Quieres sonreír y no te dejan.

Y así, empapada en lágrimas, la niña cierra los ojos y duerme.


~Dulces sueños, pequeña~

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